Cuando el país empezó a expandirse al Oeste aún había indígenas en el Este. Cheroquis, creeks, seminolas, chickasaws y choctaws vivían en Georgia, Alabama, Misisipi y Florida. Estas tribus habían organizado comunidades agrícolas exitosas que se asemejaban a muchas otras de las que había en Estados Unidos. Por esta razón, los estadounidenses las consideraban “civilizadas” y se referían a ellas como las “Cinco Tribus Civilizadas”.

Aunque los estadounidenses reconocían el éxito de las Cinco Tribus Civilizadas, no necesariamente respetaban sus derechos. De hecho, algunas personas blancas anhelaban apoderarse de sus tierras y querían que el Gobierno federal obligara a los indígenas del Este a reubicarse al oeste del río Mississippi.

Cuando Andrew Jackson asumió la presidencia en 1829 anunció que quería trasladar a todos los indígenas a las Grandes Llanuras. Muchas personas creían que esta región era un terreno baldío donde los colonos estadounidenses jamás querrían vivir, y que si los indígenas se trasladaban allí el conflicto con ellos acabaría.

En 1830, el presidente Jackson presentó al Congreso la Ley de Desalojo de Indios. Esta ley autorizó al Gobierno federal a darles dinero a los indígenas para que se trasladaran al Oeste. Jackson envió luego funcionarios al Sudeste para hacer tratados con los indígenas. En 1834, el Congreso estableció el Territorio Indígena. Dicho territorio comprendía la mayor parte de lo que hoy es el estado de Oklahoma y sería el hogar de los indígenas del Sudeste.

La mayoría de los pueblos indígenas fueron obligados a vender sus tierras y trasladarse al Oeste. Los cheroquis rehusaron irse. En varios tratados de la década de 1790 el Gobierno federal los había reconocido como una nación independiente. El estado de Georgia, donde vivían muchos de ellos, se negó sin embargo a aceptar su estatus. En 1830 anexó el territorio cheroqui y empezó a imponer las leyes estatales a los cheroquis.

En 1835 los cheroquis diferían sobre lo que debían hacer. Ese mismo año, el Gobierno federal convenció a 500 de ellos de firmar el Tratado de Nueva Echota. En este tratado acordaron que cederían la totalidad del territorio cheroqui a más tardar en 1838.

El jefe cheroqui John Ross envió una protesta al Senado de Estados Unidos en la que explicaba que los pocos cheroquis que habían firmado el tratado no representaban a los 17,000 que vivían en la región. Muchos estadounidenses blancos, entre ellos los senadores Daniel Webster y Henry Clay, también se opusieron al tratado por ser injusto. Sin embargo, sus súplicas no lograron persuadir al presidente Jackson ni a los colonos blancos. En 1836, el Senado aprobó el tratado por un voto único.

Cuando se cumplió la fecha límite del tratado, el año 1838, solamente unos 2,000 cheroquis se habían trasladado al Oeste. El sucesor de Jackson, el presidente Martin Van Buren, le ordenó al Ejército que expulsara al resto. En mayo de 1838 el general Winfield Scott llegó al territorio cheroqui con 7,000 soldados para desalojara a la fuerza a los indígenas que quedaban. Les dijo que resistirse o escapar sería inútil. Ellos sabían que una lucha los aniquilaría. Llenos de tristeza y enojo, su líderes se rindieron.

Entre junio y diciembre de 1838, los soldados rodearon a los cheroquis en Carolina del Norte, Georgia, Alabama y Tennessee y, bajo su custodia, iniciaron la marcha hacia el Territorio Indígena.

La reubicación forzada de casi 15,000 cheroquis fue una terrible experiencia. La mayoría no estaba preparada para el viaje. Las penurias comenzaron incluso antes de la partida porque, mientras esperaban la orden de iniciar su marcha, hacinados en campamentos, se propagaron epidemias que aniquilaron a más de 2,000 de ellos.

Durante la travesía, los cheroquis padecieron hambre y sufrieron las inclemencias del tiempo. Otros 2,000 fallecieron.

Cuando terminó la reubicación, cerca de la cuarta parte de la población cheroqui había muerto. Los cheroquis llamaron a esta travesía al Oeste el Sendero donde lloraron. Los historiadores lo denominan el Sendero de las Lágrimas.

Fuentes Primarias

Andrew Jackson trató de convencer a los cheroquis que su mejor opcion era abandonar sus tierras. En esta carta que envió a un jefe cheroqui, Jackson pretende ser amigos de la tribu, dándole un consejo

MIS AMIGOS:

Hace tiempo que veo su situación con gran interés. Por muchos años he estado involucrado con su gente durante tiempos de paz y de guerra. Conocí a sus padres y el respeto que sentí por ellos me ha causado una gran preocupación por su situación. 

A estos sentimientos, atados a mis recuerdos, debo agregar el trabajo de ser el presidente que me obliga a seguir la Constitución y las leyes. Así que escúchame como tus padres han escuchado mientras te comunico mis pensamientos sobre los problemas que enfrenta ahora.

Ahora se encuentran en medio de una población blanca y tus propias costumbres y reglas se han terminado y ahora están obligados a obedecer las mismas leyes que rigen a otros ciudadanos de Georgia y Alabama. La mayoría de su gente no tiene educación, y esto pudiera causar problemas con tus vecinos blancos. Tus hombres jóvenes están comenzando a formar malos hábitos y a menudo están borrachos. Tienen fuertes pasiones que no pueden controlar, por lo que van a romper las leyes y les arruinará sus vidas. Ya no hay más animales para cazar y debes depender de agricultura y otros trabajos para sobrevivir. Muchas de tu gente han comprado poca o ninguna tierra y usted no tiene ninguna propiedad personal, entonces ¿cómo puede vivir en el país que ahora ocupa? Su condición empeorará, y eventualmente desaparecerá, como lo han hecho muchas otras tribus antes que ustedes.

De todo esto, advertí a su gente cuando los conocí en el consejo hace 18 años y les aconsejé vender sus posesiones al este del Mississippi y trasladarse al oeste de este río Este consejo que he seguido dándote hasta el día de hoy. Si me hubieran escuchado y se hubieran mudado al oeste, usted se habría establecido en una tierra fértil y estarían fuera del alcance de los males que ahora amenazan tu destrucción. En lugar de ser una tribu dividida como lo son ahora, peleando entre sí, hubieras sido una comunidad rica y unida.  Sus granjas serían grandes y llenas de cultivos, vivirían en cómodas casas construidas por ustedes y gobernarían un territorio guiado por sus propias costumbres y leyes.

En los últimos años, ha escuchado a sus líderes y ellos han rechazado las generosas ofertas que les hemos ofrecido para mejorar sus condiciones.

No tengo ningún motivo, amigos míos, para engañarles. Sinceramente quiero promover tu bienestar.

Escúchame mientras te digo que no puedes permanecer donde estás ahora. Situaciones que están fuera de control hacen que sea imposible que puedan sobrevivir en estas áreas. Solo tienes una solución a tu alcance y es irse al oeste pronto y unirse a sus compatriotas que ya se han establecido allí.

Un número de tus hermanos, que han sido elegidos por tu gente que quiere mudarse al oeste, han venido a Washington, D.C., con la esperanza de hacer algún arreglo que cumpla con tu aprobación Han indicado claramente que todo lo que hicieron debe ser aprobado por todos los miembros de la tribu.

Se ha hecho un arreglo, que confío será completamente satisfactorio. El Senado de los Estados Unidos ha dado su opinión sobre el valor de tus propiedades. El acuerdo protegerá tu privacidad y tus derechos. Ayuda a los más pobres de su gente, ayuda a todos a moverse al oeste, y organizalos en su nuevo territorio para que puedan ser un pueblo feliz y rico.

 Estados Unidos te ha asignado una tierra fértil y amplia, con un clima muy bueno, y con todas las otras ventajas naturales que deberías desear o espera.

Voy a nombrar líderes estadounidenses en breve para reunirme con todo el cuerpo de su gente en consejo y le explicarán esta oferta:

1º. El territorio que se les ha asignado a usted al oeste del Mississippi, tendrá todas las garantías y los derechos políticos necesarios para que las personas blancas no traspasen sus propiedades.
2do. A cada persona con propiedades en Georgia, Alabama, Carolina del Norte y Tennessee se les pagará el valor total de sus propiedades.
3ro. Los Estados Unidos pagarán el costo de mudar a su gente, incluyendo comida y refugio por un año después de la llegada a su nuevo territorio, y un pago de $150 a cada persona.
4to. Tendrás un suministro de rifles, frazadas y calderos.
5to. Su gente recibirá $400,000, que estarán en un banco para cuando quieras usarlo en el futuro.
6to. Tu gente obtendrá escuelas, instrumentos agrícolas, animales domésticos y ayuda de Cristianos que te enseñarán y apoyarán a tus huérfanos.
7mo. Habrá pago de reclamaciones cuando haya sido perjudicado.
8vo. Habrá pensiones para su gente que ha sido inhabilitada al servicio de los Estados Unidos.

Que el Gran Espíritu te ayude a elegir. El destino de tu gente depende de ti. No puedes sobrevivir en tu residencia actual. Cada año aumentará tus dificultades.

Piensa entonces en tu condición actual, y luego considera seguir el consejo que te doy

Tu amigo
Andrew Jackson
Washington, 16 de marzo de 1835

El Sendero de Lágrima fue terrible para las tribus, esta es una carta enviada por uno de los soldados que acompañaron a una de la tribus durante su viaje

.. En la mañana del 17 de noviembre enfrentamos una gran tormenta de nieve con temperaturas bajo cero y desde ese día hasta que llegamos al final del fatídico viaje el 26 de marzo de 1839, los sufrimientos de los Cherokees fueron terribles. El rastro de los exiliados fue un rastro de muerte. Tuvieron que dormir en las carretas y en el suelo sin una hoguera para calentarse. Y he sabido que hasta veintidós de ellos murieron en una sola noche de neumonía debido a los malos tratos, al frío y el invierno. Entre este número estaba la bella esposa cristiana del jefe John Ross. Esta noble mujer de buen corazón murió como un mártir, dándole la única manta que tenía a un niño enfermo. Cabalgaba escasamente vestida a través de una terrible tormenta de nieve. En unas horas se enfermó de neumonía muriendo después con la cabeza apoyada en la manta de la montura del teniente Greggs … – Testimonio del soldado John G. Burnett

Este otro testimonio fue publicado en el diario «New York Observer» en 1839

El martes por la noche encontramos un gran grupo de indios Cherokee, unos 1,100. Estaban acampando por la noche en el bosque, bajo un fuerte aguacero. Mucho de los ancianos sufrían gravemente de fatiga y enfermedades por el largo viaje. El camino estaba lleno de ellos, en una procesión de casi 3 millas de largo. Los enfermos y los más débiles los llevaban en carretas, el resto iba a pie; aún las mujeres de avanzada edad caminaban, tan cansadas que parecían listas para ir a la tumba. Caminaban descalzas y con un gran pesar, algunas veces en caminos congelados y llenos de nieve. Enterraban a 14 o 15 cada vez que se detenían en algún lugar… – Publicado en el diario “The New York Observer” Enero de 1839