Aunque hubieron muchas batallas durante la Guerra Civil de los Estados Unidos, nos enfocaremos en las más importantes por su significado o porque le dio a uno de los bandos ventajas sobre el otro.
Batalla de Bull Run
La primera batalla importante de la Guerra Civil ocurrió en el verano de 1861. El 21 de julio, cerca de 30,000 soldados de la Unión comandados por el general Irvin McDowell atacaron una fuerza confederada menor que comandaba el general P. G. T. Beauregard.
La lucha tuvo lugar en el norte de Virginia, cerca del río Bull Run. Cientos de espectadores provenientes de Washington D. C. observaban la batalla a pocas millas de distancia.
Ambos bandos carecían de experiencia militar. Los yanquis hicieron retroceder al inicio a los confederados y estos atacaron después animados por el general Thomas Jackson, quien por sostener su posición “como un muro de piedra” fue apodado después “Stonewall” Jackson. Los confederados arremetieron en un contraataque despiadado que rompió las líneas de la Unión. A medida que retrocedían, sus tropas se cruzaban con civiles que huían aterrorizados.
La derrota sacudió a los norteños. Ahora sabían que la guerra podría ser larga y difícil. El presidente Lincoln designó al general George B. McClellan para que comandara el ejército de la Unión en el Este, o Ejército del Potomac, y entrenara las tropas.
Aunque estaba preocupado por lo sucedido en Bull Run, el presidente Lincoln también mostró determinación: hizo un llamado al alistamiento voluntario y firmó dos proyectos de ley requiriendo un millón de soldados que sirviera durante tres años en la infantería, la caballería y la armada.
Batallas en el Oeste
En el Oeste, la Unión pretendía apoderarse del río Mississippi y sus tributarios, los ríos más pequeños que desembocaban en él. Los barcos de la Unión evitarían así que Louisiana, Arkansas y Texas enviaran suministros al este de la Confederación, y los cañoneros y las tropas de la Unión podrían movilizarse al interior del Sur.
La batalla por los ríos empezó en febrero de 1862. Las fuerzas de la Unión tomaron el fuerte Henry, sobre el río Tennessee. El comandante de la marina Andrew Foote y el general del ejército Ulysses S. Grant dirigieron el asalto. Poco después, Grant y Foote avanzaron hasta el fuerte Donelson, en el río Cumberland. Los confederados comprendieron que no podrían defenderlo y le preguntaron a Grant en qué términos aceptaría su rendición. Él respondió: “No se aceptará ningún término excepto la rendición incondicional e inmediata”. La “rendición incondicional” hizo de Grant el nuevo héroe del Norte.
Batallas en el mar
El bloqueo de la Unión a los puertos confederados planteó una amenaza real a la Confederación. Los sureños esperaban romper el bloqueo con su arma secreta: el Merrimack. El Merrimack era una fragata averiada que la Unión había abandonado. Los confederados reconstruyeron el casco y lo recubrieron con hierro. Este nuevo acorazado fue rebautizado con el nombre de Virginia.
El 8 de marzo de 1862, el Virginia atacó los barcos de la Unión en la bahía de Chesapeake. Los proyectiles de la Unión rebotaban al chocar contra sus flancos. Algunos líderes temían que el acorazado pudiera destruir la armada de la Unión, navegara por el río Potomac y bombardeara Washington D. C.
Para ese entonces, el Norte tenía también su propio acorazado, el Monitor. Este se apresuró a enfrentar al Virginia. El 9 de marzo, los dos barcos libraron una batalla. Aunque ninguno ganó, esta contribuyó a subir los ánimos, tanto en el Norte como en el Sur.