Más de una década antes de que comenzara la Guerra de Independencia (1775-1783), las tensiones entre Inglaterra y las colonias en América del Norte habían estado aumentando.

En 1756 Inglaterra y Francia entran en conflicto por dominar el territorio alrededor del Valle del río de Ohio, una zona fértil con un próspero comercio de pieles que ambos imperios querían controlar. Este conflicto llamado «La Guerra Franco-India» o «La Guerra de los 7 años» tendrían consecuencias inimaginables para la relación entre las colonias e Inglaterra.

Después de la Guerra Franco-India, Inglaterra promulga una serie de leyes que afectarían profundamente las colonias. Muchas de estas leyes causaron un gran descontento entre los colonos que comenzaron a sentir que Inglaterra estaba violando sus derechos más fundamentales. La Guerra Franco-India aumentó el territorio que Inglaterra poseía en Norte America, pero a la misma vez la dejó prácticamente en quiebra económica.

La Proclama de 1763

Cuando aparecieron nuevos conflictos entre los colonos que querían moverse hacia el oeste y las tribus de nativos americanos que trataban de defender sus territorios (específicamente la Rebelión de Pontiac), Inglaterra promulgó la Proclama de 1763, la cual prohibía a los colonos asentarse más allá de una línea trazada a lo largo de los Montes Apalaches que corre hacia el norte desde Georgia hasta Pennsylvania y New York. Inglaterra simplemente no podía darse el lujo de continuar enviando gastando dinero para defender a los colonos en sus conflictos contra los nativos americanos.

La Proclama de 1763 causó mucho descontento entre los colonos, quienes sentían que Inglaterra les estaba privando de su derecho a vivir donde quisieran. Algunos colonos que ya se habían asentado en territorio indígenas fueron obligados a abandonar sus hogares, devolver las tierras y regresar al este de los Apalaches. Muchos estaban convencidos de que el rey quería confinar a los colonos ingleses en la franja costera para ejercer poder controlarlos mejor. Tampoco ayudó que el rey mandara cerca de 10 mil soldados ingleses para proteger la nueva frontera y prevenir que los colonos violaran la Proclama de 1763.

Los Nuevos Impuestos

Inglaterra sentía que las colonias debía pagar por el costo de la guerra contra Francia. Después de todo, el gobierno inglés había peleado la guerra para proteger a las colonias de avance francés. El Gobierno británico impuso nuevos impuestos en las colonias. También ejerció más control sobre el pago de los antiguos impuestos. Para evadirlos, algunos colonos recurrieron al contrabando, lo que redujo los ingresos económicos de Inglaterra.

En 1763, el primer ministro británico, George Grenville, se propuso erradicar el contrabando. El Parlamento aprobó una ley con el objetivo de que los contrabandistas fueran juzgados por jueces reales en vez de jurados locales. Grenville sabía que los jurados de las colonias solían absolver a los contrabandistas. El Parlamento también facultó a los funcionarios de la aduana para que obtuvieran interdictos de despojo, unos documentos que los autorizaban a buscar bienes de contrabando en casi todas partes, por ejemplo, tiendas, bodegas y casas de familia.

La Ley del Azúcar

En 1764, el Parlamento aprobó la Ley del Azúcar. Esta ley bajó el impuesto a las melazas que importaban los colonos, pero a la misma vez imponía nuevos impuestos a productos que los colonos importaban como la azúcar, el café, pimientos, etc. La ley también autorizaba a los funcionarios reales a confiscar los bienes de los contrabandistas acusados sin necesidad de llevarlos a la corte. Finalmente la ley limitaba la exportación de madera y hierro de las colonias hacia el exterior.

La Ley del Azúcar enfureció a muchos colonos que consideraban que esta y otras leyes nuevas violaban sus derechos. Ellos argumentaban que, como ciudadanos británicos, tenían derecho a ser juzgados por un jurado y considerarse inocentes hasta que se probara su culpabilidad, de acuerdo con las leyes británicas. También creían que tenían el derecho a sentirse seguros en sus casas, sin temor a que los funcionarios irrumpieran en busca de bienes de contrabando.

Estas leyes inmediatamente afectaron la economía de las colonias que utilizaban los derivados de la caña de azúcar para fabricar ron. También tuvieron un impacto económico negativo en casi todas las colonias que exportaban madera a otros lugares que no fuera los territorios ingleses.

La Ley del Timbre

En 1765, el Parlamento aprobó una ley que gravaba casi todos los materiales impresos: la Ley del Timbre. Periódicos, testamentos y hasta naipes debían llevar un sello que demostrara su pago.

La ley también requería que la mayoría de los materiales impresos en las colonias se publicaran en papel sellado y producido en Londres, timbrados con un sellos fiscal en relieve. Estos materiales impresos incluían documentos legales, revistas, periódicos y muchos otros tipos de papel utilizados en todas las colonias. Al igual que los impuestos anteriores, el impuesto a los sellos tenían que ser pagados en moneda británica válida, no en papel moneda colonial.

Esta ley también servía para controlar la creciente libertad de prensa en las colonias, las cuales publicaban abiertamente quejas en contra de las corona inglesa. Como resultado, esta ley acabó cerrando muchísimos periódicos, que no pudieron asumir los costes de esta censura económica.

La oposición a la Ley del Timbre no se limitaba a las colonias. Los comerciantes británicos y numerosos fabricantes, cuyas exportaciones a las colonias fueron amenazadas por los problemas económicos coloniales, exacerbados por el impuesto, también presionaron al Parlamento.

El episodio tuvo un papel importante en la definición de las quejas coloniales e inició los movimientos para la creación de una resistencia organizada. En Boston, Samuel Adams ayudó a fundar los Hijos de la Libertad. Sus miembros quemaron efigies (muñecos de trapo que representaban a los impopulares recaudadores de impuestos)

Los líderes coloniales decidieron unirse. En octubre, delegados de nueve colonias se reunieron en Nueva York en el Congreso de la Ley del Timbre. Enviaron un comunicado al rey y al Parlamento expresando que solo las asambleas coloniales podían fijar impuestos a los colonos.

Los sectores más afectados por esta ley (comerciantes, hombres de negocios, abogados, periodistas y clérigos) impulsaron un boicot que paralizó el comercio con Inglaterra e impidió que se pusiera en práctica la ley, que fue finalmente derogada el 18 de marzo de 1766 como una cuestión de conveniencia.

Ley Declaratoria

Después de derogar la Ley del Timbre, el Parlamento ratificó su derecho de crear leyes y gobernar a las colonias creando la Ley Declaratoria, llamada así porque «declaraba» el legítimo derecho que Inglaterra tenía a obligar a las colonias a aceptar su legislación. A ello siguió una serie de nuevos impuestos y regulaciones, que también provocaron la oposición de los colonos.

Las Leyes de Townshend

La Ley del Timbre demostró a los británicos que los colonos rechazarían los impuestos internos, aquellos pagados en las colonias. En 1767, el Parlamento aprobó las Leyes de Townshend para gravar importaciones, como vidrio, té y papel. El impuesto se pagaba antes de que los bienes ingresaran en las colonias.

Por entonces, cualquier impuesto enfurecía a los colonos. Las protestas comenzaron de inmediato. En los pueblos, las mujeres, algunas organizadas como Hijas de la Libertad, boicotearon los bienes británicos y pidieron a los colonos que usaran textiles domésticos en vez de los hechos en Gran Bretaña.

La Masacre de Boston

Las protestas aumentaron en las colonias, lo que inquietó a los funcionarios británicos. En 1768 informaron a Gran Bretaña que las colonias estaban al borde de una rebelión. El Parlamento envió tropas a Boston. Los de “casacas rojas” instalaron su campamento en el centro de la ciudad, ante los enfurecidos colonos.

Muchos colonos creían que los británicos se habían excedido y que habían aprobado leyes que violaban los derechos coloniales. Ahora, Gran Bretaña enviaba un ejército para tomar el control, de las ciudades coloniales.

Para empeorar la situación, los soldados llegados a Boston se comportaban groseramente. La mayoría eran pobres y ganaban poco. Algunos robaban en las tiendas y reñían con los colonos. En su tiempo libre competían por empleos con los bostonianos.

El 5 de marzo de 1770 la violencia estalló. Se desató una pelea entre algunos bostonianos y los soldados. Los enfadados colonos avanzaron en tropel y comenzaron a arrojar palos y piedras a los soldados.

Cuando un soldado fue derribado, los nerviosos casacas rojas dispararon. Mataron a cinco colonos. Los líderes coloniales utilizaron los asesinatos como propaganda y llamaron el desafortunado acto «La Masacre de Boston». Samuel Adams colgó carteles donde se describía los hechos como una masacre de colonos inocentes a manos de sanguinarios casacas rojas. Paul Revere hizo un grabado en el que se mostraba a un oficial británico dando la orden de abrir fuego sobre una multitud pacífica.

Tras la matanza, los colonos decidieron aumentar el boicot a los bienes británicos. Preocupado por la oposición, el Parlamento revocó todas las Leyes de Townshend menos la que gravaba el té. Los colonos cesaron de boicotear los bienes británicos, con excepción del té. El comercio con Gran Bretaña se restableció.

La Ley del Té

La Compañía Británica de las Indias Orientales era una compañía privada que pagaba grandes sumas de dinero a Inglaterra por el derecho de comerciar con el té en las colonias. Esta compañía era fundamental para la economía británica. El boicot de los colonos al té británico casi la arruina. Para salvarla y proteger la economía británica, el Parlamento aprobó la Ley del Té en 1773. Gracias a ella, la compañía obtuvo un monopolio casi total del mercado del té en las colonias. Esta ley también revocó algunos de los impuestos al té, haciéndolo menos costoso para los colonos. Sin embargo, ellos seguían molestos porque no querían pagar ningún impuesto ni que se les dijera qué té podían comprar.

Los comerciantes coloniales organizaron un nuevo boicot. Los colonos se comprometieron a evitar que los barcos de la Compañía de las Indias Orientales descargaran su mercancía.

El Motín del Té

Pese a las advertencias, la Compañía de las Indias Orientales siguió transportando té a las colonias. Los colonos de Nueva York y Filadelfia obligaron a los barcos de té a devolverse. En 1773, tres barcos cargados con té llegaron al puerto de Boston. El gobernador real ordenó que descargaran su mercancía. Los Hijos de la Libertad de Boston actuaron con rapidez. En la medianoche del 16 de diciembre, los colonos, disfrazados de indígenas, abordaron los barcos y arrojaron 342 cajones de té por la borda.

Las Leyes Intolerables (Leyes Coercitivas)

Cuando la noticia del Motín del Té llegó a Londres, el rey Jorge III se dio cuenta de que Gran Bretaña estaba perdiendo el control de las colonias y declaró: “Debemos someterlas o dejar que se gobiernen solas”.

En 1774, el Parlamento aprobó varias leyes llamadas Leyes Coercitivas. El objetivo de las leyes era castigar a los colonos por resistirse a la autoridad británica. Una de ellas se aplicaba a todas las colonias y las obligaba a dejar vivir a los soldados británicos entre los colonos. Sin embargo, Massachusetts recibió el trato más duro.

Entre las leyes coersitivas estaban:

  • Prohibía las reuniones públicas en Massachusetts
  • Cerraba el puerto de Boston hasta que los colonos pagaran por el té que habían botado en la bahía.
  • Eliminaba los gobiernos locales de Massachusetts y ponía toda la autoridad para gobernar en el gobernador (escogido por el rey), el parlamento o la corona.
  • Cualquier funcionario inglés acusado de un crimen en Massachusetts debía ser juzgado en Inglaterra o cualquier otro territorio inglés fuera de las colonias. Según esta ley era para asegurarse de que el acusado recibiera un juicio justo.

    El Parlamento estaba tratando de aislar a Massachusetts de las demás colonias. No obstante, las Leyes Coercitivas las unieron. Otras colonias enviaron alimentos y ropa para apoyar a Boston.

Los colonos creían que todas estas nuevas leyes violaban sus derechos como ciudadanos británicos y expresaron sus sentimientos hacia ellas llamándolas Leyes Intolerables